La verificación del contenido en la era digital: desafíos del periodismo y los influencers


En la actual era de la información inmediata, donde los usuarios están expuestos a una avalancha constante de datos en redes sociales, distinguir entre lo verdadero y lo falso se ha vuelto un reto cada vez más complejo.

Según una reciente encuesta realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 62% de los creadores de contenido digital de 45 países reconoce tener dificultades para evaluar la credibilidad de la información que encuentran en línea. Este dato pone en evidencia un problema transversal que afecta tanto a periodistas como a influencers: la urgente necesidad de fortalecer los procesos de verificación en un ecosistema digital saturado.

La popularidad no siempre es sinónimo de veracidad

La investigación global de la UNESCO, titulada “Detrás de las pantallas”, revela que muchos influencers utilizan criterios poco fiables para validar el contenido antes de compartirlo. El 42% admite guiarse principalmente por el número de “me gusta” o “compartidos” de una publicación; el 21% confía en contenidos que provienen de “amigos de confianza”; y el 19% se fía de la reputación del autor original.

Esta tendencia pone de manifiesto un cambio de paradigma: en la era de las redes sociales, la percepción de veracidad muchas veces se basa más en la viralidad que en la evidencia. Esto representa un riesgo significativo para la desinformación, especialmente cuando los influencers —con audiencias de miles o millones de seguidores— amplifican contenidos no verificados que terminan circulando ampliamente sin un control editorial.

El contenido generado por el usuario y su impacto en el periodismo

En este contexto, el contenido generado por el usuario (CGU) cobra una relevancia sin precedentes. Las imágenes, videos y testimonios compartidos en redes sociales durante eventos noticiosos —protestas, guerras, desastres naturales— ofrecen perspectivas locales, en tiempo real y muchas veces exclusivas. Este material ha transformado la forma en que los medios informan, al proporcionar acceso inmediato a escenas que, en otras circunstancias, estarían fuera del alcance de las redacciones tradicionales.

Sin embargo, esta riqueza informativa implica riesgos. La velocidad con la que se comparte el CGU, sumada a la ausencia de filtros profesionales, hace indispensable la verificación rigurosa del contenido antes de su publicación. Aquí es donde el periodismo profesional puede —y debe— jugar un rol clave.

Tecnología y verificación: aliados indispensables contra la desinformación


Ante estos desafíos, los medios de comunicación han adoptado herramientas y técnicas avanzadas de verificación, como el uso de inteligencia artificial de código abierto, análisis de metadatos, geolocalización y comparación con imágenes satelitales. Estas metodologías permiten autenticar el CGU y descartar materiales manipulados o fuera de contexto.

Además, la creciente amenaza de los deepfakes —videos falsos generados con inteligencia artificial que simulan declaraciones de figuras públicas— ha puesto en alerta a la industria. La verificación tecnológica, combinada con el criterio humano de periodistas entrenados en la materia, se vuelve así indispensable para mantener la integridad informativa.

Cooperación entre periodistas e influencers

Pese a que comparten el mismo ecosistema digital, la encuesta de la UNESCO subraya que los vínculos entre periodistas e influencers son aún escasos. Esta desconexión representa una oportunidad desaprovechada. Los periodistas, con sus conocimientos en ética, verificación y narrativa informativa, podrían ser aliados fundamentales para los creadores de contenido digital, ayudándoles a desarrollar criterios más sólidos para evaluar la información.

Fomentar espacios de formación conjunta, colaboración editorial o iniciativas de verificación compartida podría ser clave para construir un entorno digital más responsable y menos vulnerable a la manipulación.

Ética, legalidad y responsabilidad compartida

Más allá de la veracidad, el uso del CGU también plantea interrogantes éticos y legales. ¿Se cuenta con el consentimiento del autor original del contenido? ¿Se está respetando la privacidad de las personas retratadas? ¿Quién asume la responsabilidad si un contenido genera daño o se demuestra falso? Estos aspectos subrayan la importancia de que tanto periodistas como influencers se rijan por estándares éticos claros y un marco legal sólido, especialmente en un escenario donde las fronteras entre creador y consumidor de información son cada vez más difusas.

Lo que hay que tener en cuenta

El contenido generado por el usuario y su creciente influencia en la construcción de relatos informativos representa una oportunidad invaluable para enriquecer el periodismo moderno.

Sin embargo, también expone las debilidades de un sistema cada vez más descentralizado, donde la verificación se convierte en la barrera más efectiva contra la desinformación. La alianza entre periodistas, creadores digitales y tecnologías emergentes no solo es deseable, sino necesaria, para garantizar un ecosistema informativo confiable, ético y responsable.

Unite a la conversación

Seguir leyendo