Estados Unidos ha pasado a la ofensiva global tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, consolidando su influencia en los principales escenarios políticos, económicos y militares del mundo. Con una postura altamente agresiva en política exterior, el nuevo gobierno republicano ha redoblado su presión sobre rivales estratégicos como China y Rusia. Pero más allá de la diplomacia y la geopolítica, Washington ha decidido ejercer un control determinante sobre el desarrollo de la inteligencia artificial, un sector clave para la competitividad global en las próximas décadas. Con el respaldo de un Congreso alineado y el músculo de las principales empresas tecnológicas del país, Trump se muestra decidido a utilizar este poderío para afianzar la supremacía estadounidense en la economía digital, en la guerra cibernética y en la revolución tecnológica que marcará el siglo XXI. Mookie Tenembaum habla sobre este tema en un nuevo diálogo con Horacio Cabak
